Terapeuta ocupacional relata cómo une su amor por la profesión y la cultura musical
Constanza Allende, terapeuta ocupacional titulada de la UNAB, tuvo la difícil tarea de implementar el plan de accesibilidad e inclusión para uno de los festivales más grandes que se realizan en Chile: Lollapalooza.
Constanza Allende, terapeuta ocupacional titulada de la UNAB, tuvo la difícil tarea de implementar el plan de accesibilidad e inclusión para uno de los festivales más grandes que se realizan en Chile: Lollapalooza.
Tras dos años de una gran pausa musical y artística debido a la crisis sanitaria, este año el festival Lollapalooza volvió a llenar de música los corazones de miles de personas que asistieron a este evento. El festival celebró los 10 años en nuestro país en un nuevo espacio: el Parque Bicentenario de Cerrillos, el cual presentó todo un desafío para el equipo de Accesibilidad e Inclusión de Lotus, productora encargada del evento.
Esta área es liderada por Constanza Allende, terapeuta ocupacional de la Universidad Andrés Bello, quien es la encargada de toda la planificación y coordinación del evento, que junto a Patricio Baeza, productor encargado de todo el montaje y desarrollo de las distintas medidas de accesibilidad implementadas en el festival, trabajan por lograr el libre desplazamiento y participación de manera independiente de todos los asistentes al evento.
Dentro de los proyectos que se trabajan, uno de los que ha tomado mayor fuerza ha sido el programa de voluntarios de accesibilidad e inclusión. El que está constituido por jóvenes que forman parte del equipo, orientando y prestando apoyo a personas en situación de discapacidad o con movilidad reducida para poder disfrutar del evento. Este año, contó con la colaboración de la Universidad Andrés Bello, donde docentes, estudiantes y egresadas de la escuela de Terapia Ocupacional participaron activamente en este voluntariado.
Es así como el trabajo de la escuela, de Constanza Allende y su equipo, evidencia la importancia de favorecer el acceso y participación de todas las personas en actividades de ocio y tiempo libre en los distintos espacios culturales y musicales.
- ¿Cómo fue para ti asumir el desafío de mejorar la inclusión en un festival tan masivo como lo es Lollapalooza?
Tuve la oportunidad de trabajar en producción de eventos, pero en otra área mientras estaba estudiando, por lo cual siempre fue de gran interés para mí poder acercarme y conocer más sobre temas de inclusión y accesibilidad en los eventos que trabajaba. Que me hayan ofrecido el cargo, en primer lugar fue un gran honor y lo vi como una gran oportunidad de poder ampliar mis conocimientos y poder incursionar en este ámbito que antes no conocía.
Sentí muchas expectativas positivas por parte de la productora, lo que me dio la posibilidad de crear y conocer experiencias de otros festivales, conocer más a fondo temas técnicos y organizacionales, lo que al día de hoy me han formado como una profesional más completa y poder combinar dos grandes cosas que amo: la terapia y la cultura musical.
- ¿Cómo crees que tu formación UNAB aportó en esta tarea?
Creo que el enfoque social que entrega la carrera fue vital para poder entregar ese mismo enfoque al programa de inclusión, también la capacidad de trabajar en equipos con personas de distintas áreas y carreras, siendo capaz de demostrar no solo mis capacidades en temas de salud, sino que organizacional y formativa.
La carrera me enseñó que ser terapeuta no solo implica el cuidado por los usuarios o personas para la cuales trabajamos, sino que también el mantener un buen ambiente laboral y responsabilizarnos por la salud ocupacional y bienestar de las personas con las que trabajamos nos hace ser líderes naturales. Además, siempre tuve el apoyo de la Escuela y mis profesoras para poder participar de estos eventos mientras estudiaba.
- ¿Cuáles crees que son los desafíos más importantes para hacer de estos eventos realmente inclusivos?
- El primer gran desafío es el público que asiste a nuestros eventos. La última versión del festival asistieron 75 mil personas y se expresó a lo largo de dos kilómetros, por lo cual fue muy difícil lograr que las personas tomen las rutas correctas o ingresen por los accesos habilitados.
El otro desafío es que en Chile no existen espacios determinados para hacer fiestas o eventos culturales para tanta cantidad de gente, como si lo hay en otros países con medidas de accesibilidad que son permanentes y permiten ir mejorando cada vez más. En nuestro caso debemos crear un plan de accesibilidad desde cero cada vez que llegamos a hacer un evento a un lugar diferente. - Y en la misma línea ¿qué mensaje le darías a otras productoras que no se preocupan de que los eventos sean accesibles para todos?
Creo que más que un mensaje, creo que este es un proceso el cual las mismas personas en situación de discapacidad han impulsado, demandando sus derechos de igualdad de participación en espacios de ocio y tiempo libre. Yo misma he sido testigo de cómo personas no han podido ir a conciertos porque no les responden los mensajes con dudas sobre visibilidad o personas que compran espacios preferenciales sin necesitarlos, o peor, compran entradas y no logran ver nada del show, porque las productoras no se preocupan de generar los espacios efectivos para estas personas.
Todas las productoras deberían tener en cuenta que no solo hablamos de personas que requieren el uso de silla de ruedas sino que la consideración de que no todes somos iguales, que existe una muy alta variabilidad y tipos de personas que asisten y que debemos estar disponibles a atender las distintas necesidades que requieren las personas.