Nicol Jara: kinesióloga y su lucha contra el Covid-19
Los cuadros de bronquitis recurrentes en su infancia fue el inicio de una idea que rondaría en su cabeza y que se concretaría años después
Al estudiar en la Escuela de Kinesiología de la U. Andrés Bello.
Hoy, a los 25 años, Nicol Alejandra Jara Flores es parte del equipo de kinesiólogos de la Unidad de Pacientes Críticos Respiratoria en Clínica Indisa, donde ha sido parte de la “primera línea” en la lucha contra el Covid-19.
¿Cómo definirías estos meses de pandemia?
La verdad es que para mí, la pandemia nunca ha terminado. Llevo un año rehabilitando paciente con esta patología, desde la fase más aguda, cuando están en ventilación mecánica, hasta su fase de rehabilitación neuromusculoesquelética. Han sido meses duros.
En un comienzo, como todos full motivados, empecé leyendo los pocos artículos que se encontraban disponibles sobre esta patología y ver cómo podría aportar en estos usuarios, pero también sentí frustración porque pese a que cada uno del personal de salud daba lo mejor por ellos, la gente moría. Lo más fuerte es ver morir a esos pacientes que ingresaban a la UCI hablando, contando un poco de su vida y después verlos morir. En cierta forma, uno se involucra sentimientos.
¿En qué te ha cambiado la vida en lo profesional y personal esta pandemia?
Profesionalmente, cuando se inició la pandemia, yo llevaba un año trabajando en UPC y un año de egresada. Partí en un intermedio y, en ocasiones, iba a la unidad de Paciente Crítico. Siento que para mí, fue un crecimiento explosivo, donde me tuve que nutrir de conocimientos y dar lo mejor, crecer como un profesional que puede tener ya 5 o más años de experiencia, tuve que madurar y asumir esta gran responsabilidad.
En lo personal, asumir la independencia, me vine a vivir sola principalmente, para evitar el contagio con mi familia, vivo con mis perros que son un apoyo fundamental para sobrellevar todo lo que estamos viviendo.
¿Te ha pasado alguna historia con algún paciente que se haya hecho llorar?
Sí, a todos, yo creo. En mayo 2020, tuve un pacientes que era mi favorito (todos se reían de mí, porque decía que era mi favorito). Él tuvo una progresión de la enfermedad muy desfavorable y agresiva, estuvo aproximadamente 4 o 5 meses en ventilación mecánica, con debilidad severa por el largo periodo de hospitalización.
Sentí ese sufrimiento, porque pasaba de momentos donde pensábamos que íbamos mejor, se lograba comunicar con nosotros, lo sentaba al borde de la cama y, luego por diferentes factores, volvía a la fase de estar con sedación por infección o deterioro ventilatorio. En algún momento pensé que no iba a sobrevivir pero felizmente, él logró el alta caminando con dificultad moderada en noviembre de 2020.
“Entiendo perfectamente que todos estamos cansados de estar encerrados, de no salir a compartir con nuestros amigos o a realizar nuestras actividades favoritas, pero si ellos vivieran un día lo que nosotros vivimos y vemos en cada una de esas personas que se encuentran grave, donde su familia no sabe si los volverá a ver desde que ingresan a UPC, creo que se volverían más conscientes”.
¿Te has contagiado de COVID? ¿Has tenido miedo?
Nunca me he contagiado con COVID. Siempre he sido muy cuidadosa con mi (Equipo de Protección Personal) EPP y el lavado de mano que son los factores esenciales para prevenir un contagio.
Sí, he sentido miedo pero no por mí, sino que por mi familia. En un comienzo de esta pandemia, estuve 4 o 5 meses sin verlos porque me daba mucho miedo contagiarlos y que murieran, ya que yo sería la responsable.
¿Qué sientes cuando se saben noticias sobre fiestas clandestinas, de personas que no respetan las cuarentenas o no usan las mascarillas?
La verdad es que encuentro que son personas bastante egoístas. Entiendo perfectamente que todos estamos cansados de estar encerrados, de no salir a compartir con nuestros amigos o a realizar nuestras actividades favoritas, pero si ellos vivieran un día lo que nosotros vivimos y vemos en cada una de esas personas que se encuentran grave, donde su familia no sabe si los volverá a ver desde que ingresan a UPC, creo que se volverían más conscientes.
¿Pensaste que la segunda ola sería tan severa?
No. Pensé que con las vacunas controlaríamos un poco el estado de gravedad en que se desarrolla la enfermedad, pero la verdad que la enfermedad en algunos casos está mucho más agresiva.
Paciente presentan mayor compromiso que en un comienzo, con menos días de síntomas. También me gustaría señalar que cada vez, personas más jóvenes ingresan graves a nuestras unidades, estamos hablando de personas desde los 30 años sin antecedentes mórbidos y que en algunos casos, incluso han muerto.
Además, sumar que todos los profesionales estamos cansados e intentamos dar lo mejor de nosotros.
¿Por qué elegiste estudiar Kinesiología?
Cuando era pequeña siempre soñé con ser parte del área de la salud. Elegí Kinesiología porque me gustaban la función que el kinesiólogo realizaba en la sala IRA, ya que en mi infancia, entre los 3 a 7 años aproximadamente, fui muy enfermiza con cuadros bronquiales. Mi mamá me llevaba al consultorio para mis sesiones con el kine, admiraba su labor y soñaba en ser uno de ellos.
Una vez ya estudiando la carrera, en tercero, conocí el área de Kinesiología Intensiva y sentí que era un desafío mayor, el cual estuve dispuesta a asumir.
¿Cuáles son tus sueños a corto y mediano plazo tanto en lo profesional como en lo personal?
A corto plazo, mis sueños son enfocados 100% a ser mejor profesional y entregar la mejor atención de kinesióloga intensiva a mis pacientes, sin olvidar ser humana con ellos, porque más que un paciente hay que pensar que es una persona la cual necesita cariño, contención, yo soy su “familia” o la persona que más ven durante la hospitalización, hasta que están de alta.
A mediano plazo, me gustaría especializarme, ver las opciones de realizar algún magister y, en algún momento, ser docente de alguna universidad, pero siempre manteniéndome en la clínica que es lo que me apasiona.